"Me duele el codo, no recuerdo haberme dado ningún golpe, trabajo en la obra y empezó como un dolor llevadero pero con el paso de los meses el dolor me impide hacer mi trabajo. Me he tenido que dar de baja"

"Aunque le llamamos Codo de Tenista solo el 5-10% de los pacientes con este problema juegan al tenis"
Cualquier actividad que implique movimientos repetitivos de agarre, extensión o desviación radial de muñeca, y flexo-extensión del codo con supinación del antebrazo puede provocar una epicondilitis. Frecuente por tanto en trabajadores de la construcción, cazadores, y am@s de casa, por ejemplo.
Llamamos epicondilitis a la inflamación de un tendón conjunto de la musculatura extensora del antebrazo en su inserción en la zona del húmero distal en su cara lateral (en el relieve óseo llamado epicóndilo humeral). Aún siendo varios tendones, el que más se afecta es el extensor radial corto del carpo. Microtraumatismos repetitivos generan pequeñas lesiones que no pueden cicatrizar bien porque es un área con mala vascularización, de ahí la tendencia a la cronicidad de esta lesión.
El 80% de los pacientes experimentan curación o mejoría del dolor al cabo de un año, incluso sin recibir ningún tipo de tratamiento. Entre un 3 y un 11% de los pacientes necesitarán cirugía por persistencia de los síntomas a pesar de haber probado otros tratamientos.
La mayoría de pacientes que vemos en consulta presentan cuadros de varios meses de evolución, suelen estar preocupados o incluso deprimidos. Algunos llevan semanas o meses de baja laboral. Por este motivo, el tratamiento de estas epicondilitis debe ser lo mas rápido y eficaz posible, teniendo en cuenta los estudios publicados en los últimos años.
Veamos que opciones tenemos:
1. Fisioterapia,
enfocada a descargar la musculatura extensora del antebrazo, relajar la tensión del tendón conjunto y trabajo de estiramientos de dichos músculos. Seguido por ejercicios isométricos o excéntricos para ganar fuerza en la musculatura debilitada. Esta terapia ha mostrado resultados eficaces a corto plazo, el problema es que a los 6-12 meses el dolor vuelve a recidivar. La terapia con ondas de choque, utilizada en otras entesopatías, tampoco ha demostrado evidencia suficiente.
2. Infiltraciones con corticoides:
Solo las utilizamos en casos muy agudos (días o semanas de evolución) donde el paciente presenta signos inflamatorios claros en el codo y una limitación de la movilidad importante. En casos mas crónicos no están indicadas. Los estudios publicados al respecto muestran que los pacientes mejoran espectacularmente las primeras semanas, pero que entre el primer y 3er mes tras la infiltración, el dolor vuelve y, en general, es peor que antes. Además, los corticoides pueden debilitar aun más el tendón, empeorando el pronóstico a largo plazo.
3. Terapias biológicas:
Factores de crecimiento derivados de las plaquetas (PRPs) o terapia con células madre. Los PRPs son obtenidos de la propia sangre del paciente a través de una extracción de sangre similar a una analítica. Tras un procesado de dicha sangre en condiciones máximas de esterilidad se obtiene un "preparado" en el que tendremos plaquetas y factores de crecimiento. Después realizaremos una inyección en el punto exacto de la lesión (siempre asistido con ecografía). Estas infiltraciones SI han demostrado eficacia en la mejoría y/o curación del dolor a medio y largo plazo.
4. Cirugía:
Consiste en la limpieza y retirada de la parte enferma del tendón, pudiendo asociar la tenotomía o corte en el tendón extensor radial corto del carpo +- su posterior re-anclaje. Se suele asociar un raspado en el hueso en la zona de inserción. La cirugía puede hacerse abierta a través de una pequeña incisión, con artroscopia o de forma percutanea mediante incisiones puntiformes. No existen muchas diferencias entre las tres técnicas y la elección, habitualmente, depende de la experiencia del cirujano.
El tratamiento con inyecciones de PRPs es eficaz con resultados excelentes a más de 2 años.
En algunos estudios se ha demostrado que disminuye la necesidad de cirugía en muchos pacientes.
Otro tipo de terapias biológicas se están empezando a utilizar con resultados esperanzadores. Células madre derivadas del tejido adiposo, por ejemplo, han sido utilizadas (también como infiltración) en la epicondilitis. Los primeros estudios publicados muestran mejoría clara en los síntomas a medio y largo plazo sin ningún tipo de efecto secundario.
Terminamos aquí la entrada al blog sobre epicondilitis. No dudéis en contactar conmigo o citaros en la consulta si necesitáis cualquier aclaración o buscáis algún tipo de tratamiento.
